La biblioteca pública actual sigue aún el modelo heredado de las bibliotecas del siglo XIX y principios del XX, nos conformamos con observar las bibliotecas llenas de gente, pero en contadas ocasiones nos llegamos a plantear si estamos dando o no servicio a toda la comunidad o unicamente a unos determinados segmentos sociales. Desde hace tiempo se apunta como necesario un cambio de orientación hacia un nuevo modelo de biblioteca pública que dé respuesta a las nuevas demandas sociales de información y de conocimiento, un modelo de biblioteca pública integrado en su comunidad y al servicio de ella.Para conseguir desarrollar este nuevo modelo de biblioteca pública, es preciso iniciar su apertura e integración en su comunidad, y llegar a conocer no únicamente las necesidades de información y cultura de los ciudadanos a los que hemos de servir, sino también sus hábitos, actitudes ante las nuevas tecnologías y la imagen que éstos tienen de la biblioteca. La biblioteca pública no puede continuar instalada únicamente en un mundo literario y de ficción, alejada de los problemas y acontecimientos que importan a su comunidad y debe recuperar el espacio que le corresponde como servicio público, constituyéndose como un agente de desarrollo y de transformación social, cultural y económica, en definitiva como el servicio público básico para todos sus ciudadanos.