La educación abierta (Ea) describe una serie de prácticas que apoyan y promueven el intercambio abierto de conocimientos, recursos y oportunidades educativas, a menudo con el objetivo de hacerlos gratuitos en el punto de uso, independientemente del estatus socioeconómico o la ubicación geográfica. A través de la Oe es posible crear capacidades públicas en todo el espectro de vías educativas formales, informales y no formales y crear oportunidades de aprendizaje y educación para todos a lo largo y ancho de la vida. Fundamentada en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Unesco considera la educación como un derecho humano básico que reduce la pobreza y disminuye las desigualdades, que debe ser visto como una piedra angular del desarrollo sostenible y, en última instancia, de la justicia social, y promueve la Oe como fundamento de estas actividades y objetivos Para encender y sostener estas oportunidades innovadoras de aprendizaje y enseñanza y ponerlas a disposición de todos, se necesitan políticas. La justicia social, la redistribución, el reconocimiento y la diversidad cultural que sustentan la inclusión son un reto para la educación, incluida la EO, aunque ofrece múltiples oportunidades y herramientas destinadas precisamente a adaptarse a comunidades de usuarios muy diversas. Las políticas de apoyo a nivel institucional pueden desempeñar un papel crucial en el fomento de la Oe, y la educación superior puede así desempeñar un papel importante en la superación de los retos creados por los sistemas educativos neoliberales que conducen a la falta de financiación en la educación, y una falta de prestigio asociado con el papel de educador en comparación con el de investigador. El artículo examina las micropolíticas de la Oe y ejemplos de colaboración entre instituciones y funciones, con el fin de defender que las instituciones de enseñanza superior apoyen la igualdad de conocimientos y den prioridad a la creación colectiva de conocimientos especializados y a la colaboración radical.