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Primer Congreso Nacional de Bibliotecarios

Durante el 6 y el 8 de noviembre de 1942, se realizó en Santiago de Chile, el Primer Congreso Nacional de Bibliotecarios, por iniciativa de la Unión de Empleados de la Biblioteca Nacional, fue presidido por la bibliotecaria Aída Carreño Correa, siendo el bibliotecario Augusto Eyquem Biaut, su secretario.

Aída Carreño (1942). Fuente: Eyquem, A. (1943). Congreso Nacional de Bibliotecarios. Revista de Educación, 3(13): 11-14. https://www.flickr.com/photos/33405620@N08/3109419224/in/photostream/

En una entrevista realizada a Aída Carreño, señaló: “Nuestro Congreso no tendrá finalidades técnicas, estamos en los primeros pasos para orientar nuestros nuestros servicios, con la ayuda de la iniciativa privada y la cooperación del gobierno, hacia un movimiento de aproximación intelectual- por medio del libro- con todos los países del continente. Para esto, necesitamos mejorar el nivel intelectual, moral y material de los bibliotecarios del país, impulsándolos al cultivo de las ciencias biblioteconómicas y bibliográficas”.

“La Biblioteca Nacional cuenta con más de 500.000 volúmenes y posee salas magníficas, tales como la sala Medina, la sala Barros Arana, la Americana, la sala Botánica, la sala Norteamericana, la sala Francesa y la sala Italiana. Dentro de estas murallas, se encierra un enorme tesoro de cultura humana, tesoro que es necesario hacer circular, a fin de que él pueda dar todo el rendimiento necesario en la cultura de nuestro pueblo. Según el antiguo concepto de acumular millares de volúmenes en hermosos anaqueles donde los libros se llenaban de polvo y polilla y donde, para poder leer una obra, era necesario una infinidad de requisitos, las bibliotecas resultaban una cosa muerta, un organismo dormido, un cementerio de ideas destinadas a perecer”.

“El moderno concepto de biblioteca, obliga a hacer de estos establecimientos, organismos vivos, dinámicos, cuyos tesoros se derramen hacia el exterior e inunden con sus semillas de sabiduría las mentes aletargadas de nuestro pueblo. Hoy son centenares de millones de personas las que concurren a nuestra biblioteca, desde los niños pequeños, que vienen a la sala infantil a leer cuentos de Sagari, hasta los hombres y mujeres maduros, y aún ancianos, que concurren aquí a empaparse en las más modernas obras de filosofía, religión, arte, ciencias, economía, política, sociología, etc.”

“Hoy, en las bibliotecas modernas, no solo se acumulan libros, folletos y colecciones de revistas. También se hacen discotecas, para conservar en ellas la música ejecutada por los grandes artistas del mundo; se archivan fotografías, grabados y dibujos en colores, que representan las reproducciones de cuadros y esculturas de famosos; se coleccionan documentos originales, especímenes de grafología, planos y mapas, cartas de navegación y mapas astronómicos, etc. También se hacen colecciones de recortes de diarios y revistas, de fotografías técnicas y de todo aquello que puede tener algún interés futuro para la construcción de la historia del país o del mundo, sobre una base sólida y verídica. Pero la acumulación de tanto y tan valioso material de los bibliotecarios del país sería absolutamente inútil si no se contase en catálogos, índices y archivos organizados en forma científica, de manera que en cualquier momento se pueda ubicar un libro, un disco de vitrola, una película de biógrafo, un mapa, un plano o una fotografía para su consulta. En esa forma, las bibliotecas del futuro estarán en condiciones de ser las fuentes más seguras e insospechables donde los hombres puedan recoger las enseñanzas del pasado, enseñanzas que, a través del tiempo se incorporarán a la historia del mundo, despojadas de todo prejuicio o pasión que los vive o los deforme”.

Como se puede observar, este Congreso se organizó con el objetivo de orientar los servicios bibliotecarios, contar con apoyo de privados y del Estado en cuanto a generar el movimiento de acercamiento intelectual por medio del libro con los demás países de América Latina.

Su inauguración fue llevada a cabo en el Salón de Honor de la Universidad de Chile y el acto de culminación del Congreso se realizó en el salón de honor de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Reunió a cerca de doscientas personas, entre ellas, los graduados de los cursos bibliotecarios de las Escuelas de Temporada de la Universidad de Chile.

Referencias:

1. Carreño, A. (1942). Primer Congreso Nacional de Bibliotecas. Revista Zig-Zag, (1963): Magazine Sudamericano, (38), 5 de noviembre de 1942.

2. Eyquem, A. (1943). Congreso Nacional de Bibliotecarios. Revista de Educación, 3(13): 11-14.

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